![]() ![]() De mi padre, un periodista y poeta bohemio, al que sobraban hijos, aprendí también el arte de escribir y la afición por el género policíaco. Todavía llena mi biblioteca parte de la suya, esos libros sobados y entrañables de Editorial Molino o la colección Círculo del Crimen. Fueron mis hermanos -lo mejor que me ha pasado en mi vida-, los primeros en soportar mis historias inventadas, que nunca podía repetir porque no las escribía, sólo se las contaba. Para todo el que le interese aquí está mi jornada: el día empieza entre las ocho y las nueve de la mañana; desayuno mientras leo la prensa por Internet y transcurrida una hora me pongo a escribir. En estos años dedicada ello he terminado cuatro novelas y tengo en marcha otras dos. Me gusta escribir dos a la vez porque de esta manera, cuando se atasca una, siempre me queda la otra. Las novelas de la serie Candela Luque son mi comienzo y como tal, incluyen la ilusión de nacimiento de esta nueva andadura. Compartir la vida con personajes de papel me ha hecho menos sociable tal vez, pero también me ha permitido el placer de crear unos seres incondicionales que dependen de mí para su existencia y eso llena muchas ausencias. Antes participaba más en el mundo real. Pertenecía a asociaciones, compartía opiniones en clubs de lectura y frecuentaba eventos que a veces filmaba, pero todo ello quedó atrás porque necesito mi tiempo para crear. La tarde la dedico a leer; sigo a varios autores, y también a los que publican en Amazon. Lo único que puedo añadir es dar las gracias a todos los que lean esta página y si alguien compra mis novelas será como jugar al póquer y ganar.
Cuando decidí dedicar todo mi tiempo a escribir
pensé que una página Web ayudaría a la difusión de mis novelas o al
menos, ofrecería información sobre ellas y, perdiendo todo pudor,
también sobre mí. Las series que escribo se inscriben dentro de un género policíaco clásico con algún matiz negro. La tranquilidad del lector queda compensada con la detención del culpable, aunque a veces no sea uno sólo, porque la vida no es lineal y los delitos individuales muchas veces dependen de jerarquías que por regla general quedan impunes. Este aspecto lo recreo con más entusiasmo en la Saga de Candela Luque, que arranca en 1976, años difíciles para España en los que se gestaron las leyes que hoy todavía nos gobiernan, aunque muchas vayan sufriendo modificaciones. La experiencia que relato es antigua, pero no vieja y el hecho de haber formado parte de una historia a la que la memoria histórica no ha llegado a ella pero la mía sí, me da cierta ventaja. Candela intenta recuperar un hecho olvidado como fue El grupo Especial Femenino que en su momento supuso un paso adelante en la igualdad de la mujer, algo que en 1974, cuando se llevó a cabo, incluso las mujeres eran reacias a contemplar. La serie de Ramona Cano ha nacido a petición de los lectores, a los que ha gustado mucho el grupo de personajes creados para ella. Mi gusto por recrear momentos clave para la policía española, la centra en el año 2003, cuando el Estado traspasa las competencias en materia de Seguridad Ciudadana a la Generalitat de Cataluña. En ella el aspecto social apenas existe y su objetivo no es reivindicar nada, sino entretener y hacer pasar un buen rato a los lectores con tramas imaginativas y personajes que conviven entre sí con sus peculiaridades y vidas enredadas entre los delitos que investiga la inspectora, que sin proponérselo, se convierten en el modus vivendi de todo su entorno. |